1 de junio de 2013

Inmortales.

-Con cada vaso de alcohol acabas con cientos de células del cerebro, pero eso no importa mucho, tenemos millones de ellas.
-Primero mueren las de la tristeza, así que estás sonriente. Luego mueren las del silencio y todo lo que piensas lo dices en voz alta, pero eso no importa porque de seguido mueren las de la estupidez.
-Entonces vamos a beber alcohol.
-Por desgracia, no es tan fácil. Aún quedan unas muy importantes, las de los recuerdos y esas son muy difíciles de matar. Creo que nada de este mundo es capaz de acabar con todas ellas... ni el alcohol. 
Son… ¿Cómo diría yo? Ah, sí, inmortales.

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