11 de marzo de 2013

Ríete de tus propios errores.

Vale, lo admito, soy de las que nunca se olvidarán de lo que la persona a la que querían les dijo, de las que no aguantan un día sin sonreír, de las que no pueden vivir sin sus amigas, de las que siempre lloran, de las que no soportan esperar, pero que si no hay más remedio lo hacen, de las que no paran de comer, de las que cometen errores, los rectifican y los vuelven a cometer, de las que por mucho que estén enfadadas con alguien siempre estarán a su lado, de las que en el fondo no saben odiar, de las que se derrumban fácilmente, de las que no paran de escuchar una canción hasta que se hartan, de las que si algo han aprendido es a reírse de sus propios errores.

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