15 de febrero de 2013

Elegir.

El delicado segundo antes del caos. Esa gota de lluvia previa a la tormenta. Estuve jugando con fuego y había llegado el momento de decidir; si quemarme o dejarlo morir. Ese era el problema. A todos nos gusta un poco de fuego, pero los extremos nunca funcionan. Estaba parada frente al punto que siempre había temido: Elegir. Me gustaría tener una máquina que decidiera por mí. Iba tanteando a la vida, viendo hasta dónde podía llegar sin caerme. ¿Cómo hacer para mantener el equilibrio, la cordura? Imposible. El fuego me consumió.

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