20 de junio de 2012

Si no arriesgas, no ganas.

A veces en la vida hay situaciones complicadas. Cuando quieres tirarte de un trampolín y te da miedo... te echas para atrás porque desde ahí el agua parece aun más profunda de lo que verdaderamente es, pero por fin te lanzas. Y cuando te has lanzado miras ansiosa el trampolín desde abajo con ganas de volver a lanzarte. Con esto quiero decir que por muy duras que parezcan las cosas, si nunca te arriesgas, nunca conseguirás nada.

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