29 de marzo de 2013

Siempre he pensado lo mismo.


Ojalá fuera un chico. Ellos lo tienen todo más fácil, ¿verdad? O al menos lo parece. Hasta que recapacité y pensé: Ellos no lo tienen todo más fácil. Ellos sufren, lloran, aman, pero en silencio. No tienen esa mala costumbre nuestra de mostrar los sentimientos a la primera de cambio, sin saber que nos equivocamos. Ellos aprecian cualquier gesto que tengamos con ellos, pero no lo sacan afuera, se los quedan dentro. Tanto chicos como chicas tenemos nuestras dificultades, yo intento ser como soy y así espero llegar lejos.

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