Un día te das cuenta de que ya no te gustan esos ositos en tu habitación, ni esa blusa, ni esos zapatos anchos, has cambiado, lo sientes, ya no quieres dar paseos por la calle sin más, no quieres que pasen los días y los meses sin hacer nada, no quieres quedarte en casa viendo la tele las 24 horas del día, no quieres sentarte en un banco mientras lees esa revista que te ayudará a conseguir al chico de tus sueños, y que con un test te dirá lo que los demás piensan de ti, te das cuenta de que estarías mejor con un poco de rímel, de gloss y con esa falda tan bonita que viste en aquel escaparate caminando por el centro., Miras a tu alrededor y ese pique que tenías con los chicos ves que ha cambiado, no les ves unos inmaduros y ‘tontos’, les ves como algo que conseguir, te das cuenta de lo que quieres, de que lo prohibido te llama más la atención, de que las normas están hechas para saltárselas, de que te estás haciendo mayor y te das cuenta de que la vida solo se vive una vez y que sabes como quieres vivirla.
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