Atrapada en tu propia mente, sin plan de huida, aturdida por la duda y con tus obsesiones como única guía, la realidad da paso a la ansiedad, cambiando de forma más deprisa que un contorsionista de circo. Todos nos empezamos a dar cuenta de que el peor lugar para perdernos está en tu propia cabeza. Pues ese sitio donde conforme vas pasando te vas encontrando de todo.
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