Cuando estoy
nerviosa tengo esta manía, sí, hablo demasiado. A veces no me puedo callar la
boca. Es como si necesitara decir "¿Alguien me escucha?" y ahí es
cuando lo arruino todo. Me olvido de las consecuencias, por un momento pierdo
la calma y con el calor del momento empiezo a hablar. Las palabras fluyen.
Si pudiera hacer retroceder el tiempo juro que nunca habría cruzado esa línea,
debí haberlo dejado entre nosotros, pero no, fui a decirle a todo el mundo como
me sentía.
No soy una santa, no, no lo soy. Pero lo que hice no fue nada bueno. Te juro
que jamás te haría eso otra vez.
Pero nunca tuve la intención de herirte. Se que es momento de que aprenda a
tratar a las personas que quiero como quiero que me quieran.
He aprendido la lección. Odio haberte defraudado, y me siento muy mal por eso.
Supongo que el karma se devuelve pues ahora soy yo la herida. Y odio haberte
hecho creer que la confianza entre nosotros estaba rota. Así que no digas que
no puedes perdonarme porque nadie es perfecto.
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