Acepta la posibilidad de edificarte a ti mismo
y el valor de acusarte del fracaso para volver a empezar corrigiéndote. Aprende
de los fuertes, de los audaces. Imita a los valientes, a los energéticos, a los
vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencerán a pesar de
todo. Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo, y los problemas, sin
alimentarlos, morirán. Aprende a nacer del dolor y a ser más grande que todos
los obstáculos. Comienza a ser sincero contigo, reconociéndote a ti mismo, y
serás fuerte, y dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque tú mismo
eres tu destino.
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