9 de febrero de 2012
El curioso caso de Benjamin Button.
La
vida debería de empezarse muriendo y así ese trauma estaría superado, luego te
despiertas en una residencia, mejorando día a día, después te echan de la
residencia porque estás bien y lo primero que haces es cobrar tu pensión, luego
en tu primer día de trabajo te dan un reloj de oro, trabajas cuarenta años
hasta que seas lo bastante joven como para disfrutar del retiro de la vida
laboral, entonces vas de fiesta en fiesta, bebes, fumas y te preparas para
empezar a estudiar, luego empiezas el colegio, jugando con tus amigos, sin
ningún tipo de obligación, hasta que seas bebé, y los últimos nueve meses te
pasas flotando tranquilo, con calefacción central y al final abandonas este
mundo en un orgasmo.
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